lunes, 17 de mayo de 2010

Mientras algunos perdemos datos, contraseñas, equipos, etc...




¿Dónde están los niños de la pantalla?

Por: Juan Camilo Maldonado T.

Las imágenes de abuso sexual a menores están en aumento en internet. Un grupo internacional de ciberpolicías busca rescatarlos.



Roberta Sinclair dedica gran parte de su vida a observar imágenes de niños mientras son abusados. No es una tarea fácil, pero necesita hacerlo. Es la única manera de encontrar relaciones y descubrir patrones en las imágenes. Así, gradualmente, va construyendo un perfil de los abusadores, esos invisibles sujetos que siempre están detrás de las cámara o perpetrando el abuso.


Hay, sin embargo, algo más importante en el trabajo de Sinclair: identificar a los niños y dar con su paradero.
En su oficina, en el Centro Nacional sobre Explotación Sexual Infantil de la Policía Montada de Canadá, en Ontario, Sinclair se ha vuelto una maestra del detalle. Una sombra, un reflejo, algún objeto abandonado en la escena son textos reveladores que señalan un camino: la niña puede estar en un sótano en Moscú, en una granja en el centro de Estados Unidos, o haber caído engañada en las manos de un abusador en los barrios deprimidos de Río de Janeiro. Nunca se sabe: en su computador aparecen siempre rostros y pequeños cuerpos que, en algún lugar desconocido, deben ser rescatados.
“Estamos preocupados”, reconoce Sinclair. “Aunque aún no tenemos cifras que nos respalden, nos hemos dado cuenta de que las imágenes de abuso sexual en internet se están volviendo más violentas y los niños víctimas son cada vez más pequeños”.
A finales de noviembre, un extenso estudio, publicado por el Centro Canadiense para la Protección Infantil (encargado de recibir las denuncias de contenido pornográfico en la red) le dio a Sinclair la razón. Después de analizar el total de las páginas de internet reportadas por los ciudadanos y los agentes policiales entre 2002 y 2009, el informe asegura que en el 82,1% de las imágenes halladas aparecen niños menores de 12 años. “Aún más preocupante —continúa— es la gravedad de los abusos retratados, en donde el 35% de las imágenes contienen violaciones serias. Y aún más alarmante, son las violaciones extremas que ocurren con niños menores de 8 años”, incluyendo muchas bebés que no han cumplido 1 año o que apenas gatean.
En equipo
Pese a la dureza de su mirada, Sinclair habla siempre con tranquilidad. Lleva 20 años inmersa en el mundo del abuso, primero como estudiante doctoral de sociología, tiempo durante el cual investigó los patrones de violencia en las relaciones de jóvenes canadienses, y, desde hace diez años, como investigadora de la Policía Montada, donde a la vez es parte de una compleja y cada vez más estructurada red de policías internacionales dedicada al rescate de niños y niñas.
En 2002, 100 mil sitios de internet habían sido identificados como pornográficos, según un estudio de Ecpat, una organización internacional dedicada a la protección de la niñez. Para 2005, la Fundación para la Vigilancia de Internet, en Inglaterra, había registrado un incremento de 1.500% en casos reportados. Esto, sumado a los desarrollos de redes para compartir material y el incremento en el flujo de imágenes de un lugar a otro en el planeta, hizo impensable controlar este delito desde las policías nacionales. “En ese mundo, los niños son tratados como laminitas de un álbum de colección. Se las intercambian y las coleccionan de un país a otro. Por eso, muchas veces un agente en un lugar del mundo puede tener la clave que necesitamos acá”, dice Sinclair.
En 2003 fue fundada la Fuerza Conjunta Virtual, compuesta por una decena de cuerpos policiales, incluyendo a los canadienses, australianos y británicos, coordinados a su vez por Interpol. En la región también surgieron nuevas redes de cibervigilancia, como el Grupo Latinoamericano de Delitos Tecnológicos y el Foro Iberoamericano de Ciberpolicías, a las que pertenece la policía colombiana.
Gradualmente, los miembros de estas alianzas han venido aprendiendo a moverse en este ambiente para dar con los “amantes de los niños” (existen, incluso, asociaciones de boylovers en el planeta, que defienden su derecho a gustar y gozar de los menores de edad). A partir de operaciones encubiertas, se han apropiado de sus lenguajes, conocen sus señas y han desarrollado tácticas para atraerlos y descubrirlos. Por ejemplo, la operación candyman, realizada por el FBI, uno de los más grandes esfuerzos por dar con abusadores en la red, implicó la construcción de un grupo social virtual en Yahoo Groups, en el que durante meses llegaron individuos a intercambiar y compartir sus imágenes de niños y niñas. En el momento en que comenzaron las capturas, en abril de 2002, cerca de 7.000 personas pertenecían a la red, 2.400 de los cuales estaban fuera de Estados Unidos.
El gigante informático Microsoft también se ha sumado a la causa. Lo logró un policía canadiense, Paul Gillespie, después de enviar decenas de correos a ésta y otras corporaciones de desarrollo de software. A Bill Gates le sonó la idea (al fin y al cabo, la gran mayoría de abusadores utilizan de una u otra manera sus herramientas) y ordenó el desarrollo de un programa destinado exclusivamente al establecimiento de una base de datos e imágenes de abuso sexual y posibles sospechosos disponible globalmente.
A Colombia, según el mayor Félix Bautista, director de la unidad de delitos informáticos de la Dijín, el Sistema de Rastreo de Abuso a Menores (CETS), de Microsoft, llegó en enero.


Imágenes colombianas
En la pantalla del portátil de la intendente Claudia Pestana aparece una niña. No debe tener más de 10 años. Alguien, hace un par de meses, la tomó por sorpresa mientras se bañaba y subió sus fotos a la red. Su imagen anónima está ahora en la pantalla de un computador de la Dijín. ¿Dónde está esa niña? ¿En las manos de quién? La intendente Pestana levanta los hombros.
Hay veces que no lo puede controlar, como cuando debe observar a las niñas pidiéndoles a los abusadores que se detengan, que no más, o como el día en que aparecieron ante sus ojos las imágenes de un niño igual a su hijo. Entonces los compañeros de la intendente la ven llorar por unos minutos en la esquina de la oficina. Pestana detiene el relato, sus ojos se enrojecen y con una sonrisa triste reconoce: “Yo sólo quería lanzarme ahí adentro, rescatarlo, sacarlo de ahí” y hace con los brazos que se zambulle en la pantalla.
Según cifras de la Policía Nacional, en Colombia han sido bloqueados más de 120 sitios de internet con imágenes de abuso, se han identificado 78.542 fotografías, 2340 videos y se han abierto 41 investigaciones penales. Sin embargo, estas cifras contrastan con la poca efectividad a la hora de la judicialización: en 2008 se realizaron ocho capturas y en lo que va corrido de 2009 sólo tres.
La dificultad para que las investigaciones lleguen a buen término es una de las causas de que estos investigadores, en Colombia o en cualquier otro país, enfrenten niveles y tipos de estrés inéditos para el oficio policial. Sobre todo, porque a esto se añade la trabajosa rutina de estar frente a una pantalla, ocho horas al día, presenciando imágenes “imprevisibles”, como reza un estudio coordinado por Roberta Sinclair, en el Centro Nacional de Explotación Sexual Infantil. “Incluso los más experimentados investigadores pueden verse abrumados cuando tienen que ver este tipo de actividades sádicas y de violencia grotesca”, asegura el reporte.
Otro estudio, publicado en noviembre por la Universidad de New Hampshire, revela que el 35% de los 500 agentes especializados en este crimen en los Estados Unidos ha identificado problemas en su vida privada por cuenta de su trabajo. Según esta investigación, realizada por los profesores Janis Wolak y Kimberly Mitchel, los agentes ven afectada su vida sexual, especialmente por la aparición de “imágenes intrusas”; sufren de hipervigilancia con sus niños e incluso algunos se sienten incómodos dándoles un baño o un abrazo.
La intendente Pestana, quien con ayuda de expertos de Interpol busca identificar datos claves que la acerquen al paradero de la niña en la pantalla, asegura que, pese a las consecuencias emocionales, debe continuar con el trabajo, sobre todo cuando muchos de esos niños que rondan por la red están en manos de sus mismos padres, desprotegidos.
Sinclair, con las dos décadas que lleva de trabajo y al menos 300 niños identificados y rescatados gracias al trabajo de la Fuerza Conjunta Virtual, dice que “no hay alternativa”. “Es un mundo malo, y es malo vivir en él”, concluye con sobriedad: “Pero si no vives en él, no cambiará nunca”.
Colombia: 20 años de prisión
Para lograr establecer una red de cooperación policial internacional, los países que hoy son parte de alianzas como la Fuerza Conjunta Policial debieron coordinar sus legislaciones y tipificar como delito la producción, el comercio y la tenencia de pornografía infantil, tal como lo estableció la ONU en 2002 con el Protocolo Facultativo de la Convención Relativo a Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños en la Pornografía. Según Liliana Forero, consultora de protección infantil de Unicef, en Colombia se consideraba delito el comercio y la producción de pornografía, pero no la tenencia. Eso dificultaba la coordinación con el resto de policías. “En muchos casos”, asegura Forero, “los pedófilos intercambian bases de datos sin fines de lucro. Ahí el crimen quedaba impune”. Desde julio de este año, la Ley 1329 creó los delitos de explotación sexual e incluyó la tenencia de pornografía como un crimen castigable hasta con 20 años de prisión.
De Angel: 
Veo una sola realidad, las personas y el uso que le dan a las nuevas tecnologías en todas las áreas de su vida, desde la perspectiva de la seguridad. Y por sobre todo, en su dignidad y aspectos éticos del uso de la ciencia que nos convoca.
El señor Bill Gates ya concreta su aporte, pues al fin y al cabo muchas de las herramientas las inventa él, sin alegar que "no se hace responsable del uso que de ellas hagan las personas".
Para poner un ejemplo de otra lucha: En la lucha antidrogas se persigue a consumidores, distribuidores y productores. Y miles de millones de "humanos" observan arrojando piedras y rasgando vestiduras propias y ajenas por menores causas que la de la dignidad de nuestros niños.
Amigo lector, no necesita liderar ni un solo grupo respecto de este tema. Solo basta que cada adulto "responsable y ético" al menos vigile su propio uso y el de sus seres queridos, de esto que suena tan bonito: LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LAS COMUNICACIONES. No sea que le pidan fotos a alguien de su interés desde el otro lado de la red, que suele ser "el más elemental proceder de los "ciberraptores" respecto de los niños"

No hay comentarios.:

Publicar un comentario